Loop

Aparece y desaparece una imagen entre mis sueños eróticos. El psicoanálisis siempre la pega: te veo jadear y escucho sexo de fondo; más tarde, apareces desnuda, sentada con las piernas cruzadas al borde de la cama, se ven tus tetas de buen tamaño y relucientes. Me ves fijamente, te ríes con picardía, abres los ojos un poco más y sueltas: «¿Me coges otra vez?»… No sé cuantas veces se repite. Un loop.

Ahora que lo escribo, me recuerda el cuento de Cortázar Continuidad de los Parques.

Alguna vez dijo “En toda mi obra no he sido capaz de escribir ni una sola vez la palabra «concha», que por lo menos en dos ocasiones me hizo más falta que los cigarrillos”. Cuando el sexo abandona el reino de la elipsis y se vuelve explícito, las palabras exigen al escritor. Las palabras, la palabra. Si Bukowski hubiera vivido en Argentina, ¿cómo habría titulado La máquina de follar? Coger o cojer: esa es la cuestión.

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